Lo más importante en la educación es que los alumnos y alumnas quieran aprender. No existe el aprendizaje sin motivación, no aprendemos a hacer algo si no ponemos la intención de saberlo hacer.
Existen muchas condiciones que influyen en la motivación de los alumnos y alumnas: desde la satisfacción personal por sacar buenas notas, ser buen estudiante, hasta la incentivación externa por parte de los padres, como el regalar cosas materiales por aprobar, dejar salir con los amigos, etc.
El problema de esta situación, la fuente de motivación, es que si es interna, es decir, del propio alumno, es muy problabe que continue a lo largo de su proceso educativo; por el contrario, cuando la motivación se debe a incentivos, puede ocurrir que se pierda el interés por aprobar, sacar buenas notas o incluso por aprender.
Debemos hacer una reflexión acerca de cuál es la motivación de nuestros educandos, y si es posible, hacerles ver que el aprendizaje, el colegio y la educación en general, es un bien para ellos mismos.
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